viernes, 10 de agosto de 2012

Tiempos de tormentas


Aveces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena, que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo, intentando evitarla. Y entonces, la tormenta, también cambia de dirección siguiéndote a tí.
Y eso se repite una y otra vez. La razón es que, la tormenta no es algo que viene de lejos y que no guarda relación contigo.
Esa tormenta, en definitiva, eres tú. Algo que se encuentra en tu interior.
Lo único que se puede hacer es meterte de cabeza en ella, taparte con fuerza los ojos y las orejas , para que no se te llenen de arena e ir avanzándola poco a poco.
Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo.
Sólo hay arena blanca y fina, cómo polvo de huesos danzando en lo alto del cielo ...
Pero volverá a salir el sol.

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